jueves, 28 de mayo de 2009

Sin título # 10

.google.


- Me da envidia cuando te veo llorar.

Estas fueron las palabras de Alesita mientras yo me estrujaba los labios con los dientes tratando de que no siguieran corriendo semejantes gotas por mi cara. Incluso pensé que se trataba de una burla de su parte; mi aspecto no era el mejor: mi cara morena convertida en un jitomate; mis ojos surcados de enormes ojeras haciendo las veces de pequeñas albercas para mi llanto, ocultas a través de mis enormes gafas de sol; mi boca hinchada y roja por las mordidas y mi cabello alborotado y rebelde queriendo soltarse de la pinza. Para nada un bonito espectáculo.

Mientras yo manejaba a nuestro destino, ella me decía que realmente deseaba sentir el placer que provoca el llanto, ese cansancio que resulta del desgaste emocional. Y entonces la comprendí, me di cuenta que efectivamente –cuando me atrevo- soy afortunada de poder llorar sin tapujos. Soy capaz de liberarme de todo ese costal de sentimientos que –por estúpida- voy arrastrando sin necesidad.

La vida apesta, sin duda. Y en ocasiones uno la apesta más. Todo se vuelve gris. El silencio es la mejor compañía aún en compañía. No cuestionamientos, no interrogatorios. Nada es suficiente.

Sólo los abrazos en silencio.


martes, 26 de mayo de 2009

¿Karma?

.google.


Algún problema debo tener con el Karma -pienso yo-, me he de haber portado muy mal en mis otras vidas, habré sido violadora, asesina, ninfómana –seguramente-, infanticida, estafadora, traficante o-qué-sé-yo, pero el punto es que -sin temor a equivocarme y seguramente, otra vez- fui una hija de la chingada.

Según Wikipedia, la enciclopedia libre, el Karma “es una energía metafísica invisible e inmensurable que se deriva de los actos de las personas. De acuerdo con las leyes del Karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores”.

¿Y qué culpa tengo yo de lo que hice en otra vida? Ni siquiera me acuerdo –sino me esfuerzo- de lo que hice ayer. No se vale que las acciones ejecutadas por mis anteriores “yos” vengan a joderme la vida actual. ¿O tendré mal acomodados los Chakras?, o ¿sólo estaré buscando a qué –o quién- echarle la culpa de mi mala racha?

Ya sabemos todos los que me conocen que no soy una persona fácil de llevar, mi carácter es ácido, mi humor negro y mi franqueza tan grande como la Falla de San Andrés. Por lo tanto no soy muy querible de entrada, hay que darme el beneficio de la duda y después el hielo –tal vez- se rompa.

Sin embargo habiendo pasado ese proceso para querer y que me quieran, el amor –en cualquiera de sus manifestaciones- se vuelve una constante, nunca una variable. Así que si de amor de pareja se trata, mucho más. Incluso, cuando la relación ya se ha roto, quedan vínculos que parecen irrompibles, que nos unen. Así pues, las mujeres estamos locas.

Pero hay momentos –días malos, quizás-, estar en el lugar y a la hora equivocada, el mal humor, el cansancio, las hormonas o-qué-sé-yo que sin previo aviso quiebran ese lazo invisible que alguna vez se pensó –valga la redundancia- inquebrantable. Simplemente ¡zaz! se rompió, se fracturó, se hizo añicos y nunca podría volver a ser igual.

Hace ocho meses desbaraté uno de esos nudos, ayer se deshizo otro –sin habérseme consultado- y quiero creer que estos quiebres están sucediendo solamente por y para mi bienestar. Lo que no sirve estorba y lo que estorba se echa a la basura… Prefiero que mi contexto social esté conformado de gente que me sume y nunca que me reste, aunque esto implique más rupturas emocionales. He dicho.


Más vale que no tengas que elegir

Entre el olvido y la memoria

Entre la nieve y el sudor

Será mejor que aprendas a vivir

Sobre la línea divisoria

Que va del tedio a la pasión



domingo, 24 de mayo de 2009

Sin título # 9

.e.r.


¡¡¡¡ASH, ASH, ASH!!!!




* Muy bueno mi fin de semana, pero...¡ash!





viernes, 22 de mayo de 2009

¡Di-os mí-o!

.lara jade.


Aquello que no has de querer, en tu casa lo has de tener. Así dice mi mamá cuando le da por ponerse viejita. Pero esta vez creo que la señora tiene una poca –o una mucha- de razón. Anoche participé en un programa de radio vía internet el cual conduce una amiga mía a la que no le puedo negar nada, sobre todo porque sus peticiones son muy escasas y nunca sin sentido.

Las dos horas de conducción resultaron por demás amenas y constructivas. Tuve oportunidad de conocer a las integrantes de un portal lésbico que fueron invitadas a promocionarse. Y simpática como soy –y un poco modesta, también- crucé algún par de palabras con ellas.

Al final de la emisión, la rigurosa despedida:

- Mucho gusto

- Igualmente

Llegué a mi casa, me bebí un par de cervezas mientras navegaba por la red, hice mi rutina nocturna de belleza e higiene y me acosté a pensar en nada, sólo esperando al maldito sueño. Al revisar mi blog en algún momento del día siguiente, me encuentro con que una de esas chicas me ha dejado un comentario directo: “después de extrañamente soñar contigo toda la noche sobre cómo te perseguía por la ciudad para conseguir tu teléfono… espero que después de tan arduo trabajo te compadezcas y me pases tu cel. O tu mail.”

No supe qué pensar ni cómo reaccionar. Mi mente ya se encontraba de bastante mal humor como para maquilar una respuesta inmediata. Catorce horas después, regreso a mi blog y ¡vaya sorpresa! otro mensaje de la misma chica: “Por cierto Soledad de Lía si necesitas vacaciones y quieres un relevo contáctame, estoy disponible.”

Al leer su firma -Al Stalker- entendí que definitivamente no es una broma: ella es una stalker, y no lo dije yo, lo firmó ella. Queda claro que "Al" son las dos primeras letras de su nombre.

“Maldito rostro, maldito carisma”, es todo lo que puedo pensar de mí.

Me siento halagada, sí. Pero nada más. En mi post Sin Título # 6 enuncio la lista de las tres cosas que –por el momento- más me desagradan, y el hostigamiento –aunque ella aún no roza semejante acción- está en tercera posición. Pero el orden numérico nada tiene que ver con el orden jerárquico.

Y luego me cuestiono una y otra vez el por qué estoy sola. ¡Ya ni la chingo caray!


jueves, 21 de mayo de 2009

Soledad

.e.r.


Estoy enojada y no sé por qué. Algo me está estorbando pero por más que busco entre mis pensamientos no sé qué es. Es una sensación que me persigue a cada lugar que voy. Me hostiga, me incomoda, me inquieta. Volteo a todos lados a ver si hay algún indicador que me haga caer en cuenta de qué me está pasando.

Como puedo trato de escapar de “eso” y tengo subidones de estado de ánimo que me hacen ser contenta y sonriente, pero al final del día esa presencia se instala en el lado vacío de mi cama y duerme conmigo. Es una voz que me dice que no puedo pretender ser autónoma siempre, que necesito relajarme, soltar el cuerpo y darme una oportunidad de darle una oportunidad a alguien.

Empiezo a creer que es la puta Soledad que ya está cansada de acompañarme durante dos años, viéndome convertirme en una mujer cada vez más fría, menos sensible, apática y sociópata. El problema –para ella- es que no puede irse y dejarme así como si nada, en nuestro contrato acordamos que no se iría hasta que llegara alguien que me hiciera sentir mejor que ella, y esa persona aún no ha llegado, aunque he de confesar, que tampoco la he buscado.

Estoy escribiendo puras pendejadas. ¡Ya-lo-sé!