miércoles, 15 de octubre de 2008

Ociosa reflexión: el reciclaje lésbico

corbis, mi cleptomanía perenne

Es muy característico en el ambiente lésbico eso de andar con la ex novia de la mejor amiga de la mejor amiga de la ex novia de la novia de la ex amiga. Toda una madeja enredada.
Ahora resulta que Lulia, una de mis ex novias –la última formal porque Zeta no cuenta- anda de novia con la mejor amiga de una de sus ex novias con la que anduvo en un ínter en el que se enfadó de mí y corrió a ver si le iba mejor. Probó, se arrepintió y regresó. Y como dato curioso, la nueva novia de Lulia cumple años el mismo día del mismo mes que yo, aunque con vario año de diferencia, eso sí. No podrá no recordarme. ¡Qué risa que me da! Y así empieza la maraña tipo The L Word donde todas hemos andado con todas.

Lulia era –hace tres años- una jovencísima mujercita, de lindos ojos, piel blanca como la porcelana, una boca rosa, y nariz aguileña. El amor imposible de la hermana de Zeta –el perenne amor de mi vida- aunque aún Lulia no sabía bien qué era lo que sentía por las mujeres, hasta que descubrió que los ojos se le iban tras de mí cada vez que yo andaba por ahí. Y así, dejé yo a Elsa -quien en ese momento era mi novia aún cuando nunca dejé de mantener una relación con Zeta- y me fui tras la fresca piel de Lulia que no dejaba de seducirme. La hermana de Zeta me odió por no hacerme a un lado sabiendo de antemano que ella moría por Lulia. Zeta se sorprendió cuando le pedí licencia indefinida para ausentarme de nuestra extraña relación, pero como siempre, me respetó y se mantuvo al margen hasta que Lulia partió definitivamente de mi vida. Elsa se desbordó en rabia, escupió veneno y de la mano de la hermana de Zeta –a quien aún no le encuentro un buen alias- armaron una gran telaraña de chismes y obstáculos para que mi nueva relación no funcionara. Lo que no sabían ellas es que mi relación no iba a funcionar y no por ellas, sino porque no había futuro por donde se le viera. Fue tal su complicidad que el resultado fue obvio: cama y noviazgo. Así que en el fondo le hicimos un gran favor a Elsa y a la hermana de Zeta: curaron sus amores por nosotras y aún mantienen su relación amatoria aunque sigamos sin ser bienvenidas a sus vidas. Lulia volteó sus ojos a la mejor amiga de su ex novia y yo me regresé, como siempre y cada vez- a los hermosos y dorados brazos de mi princesa de mi cuento infinito: Zeta.


2 comentarios:

Virginia dijo...

Soy de esas raras mujeres en este ambiente que no gustan de ver L World (si quemadme vivaaa!!!)...

Pero creo que nuestra y las demás realidades superan cualquier capitulo...

Así que cuando de pronto veo la serie, (de esos días ociosos) me parece una comedia mal hecha, (claro con actrices muy antojables) de lo que realmente ocurre por estos lados...

Conclusión somos mejores que la ficción...

Saludos!!

Lia dijo...

Hola Virginia,

Yo me declaro una fan total de la serie, aunque tampoco mato de la ansiedad esperando la nueva temporada. Pero nomás de ver esos ejemplares tan hermosos pienso que la vida es buena y que seguramente por ahí anda esperandome la mujer que se rendirá de amor por mi. ¡Ilusiones pues!

Por que si a dramas vamos, me queda claro que los míos si son dignos de muchos capítulos seriados jeje.

Gracias por venir,

Lía.